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La cesta está vacía

La nostalgia mantiene a flote la compraventa de música en soportes físicos como el disco de vinilo

La nostalgia mantiene a flote la compraventa de música en soportes físicos como el disco de vinilo

El placer de atesorar álbumes musicales, la nostalgia del sonido único del vinilo y el encanto de escuchar música de forma más pausada han sido claves en el resurgir de la música en formatos como el CD o el vinilo que parecían extinguidos.

A pesar de las predicciones catastrofistas que vaticinaban, cuando comenzaron a triunfar las plataformas de reproducción musical por internet, que el vinilo, el casete y el CD iban a perecer, hoy parece que el formato físico sigue resistiendo en un medio indudablemente hostil como es la sociedad digital. Es la historia de un pequeño David contra el Goliat de las grandes plataformas como Spotify y YouTube.

Tanto quienes añoran los tiempos en que uno pasaba horas interminables escuchando los discos de Supertramp, The Doors o Guns' n Roses como las nuevas generaciones, fascinadas ante el sonido y la estética tan distintivas del vinilo, están asegurando hoy la supervivencia de los formatos tradicionales, así como de los comercios dedicados a su compraventa.

Existe algo intangible, que nadie sabe definir exactamente, que dota a los soportes de reproducción musical de un aura insustituible y una energía única para los melómanos.

Glory days': el placer de escuchar

Los nostálgicos del formato físico, aquellos que crecieron escuchando a sus grupos favoritos en los años 80 a través de cintas de casete en el coche o en el loro o con un tocata en casa, hoy lo hacen en una suerte de ritual que va más allá de simplemente consumir música.

Se trata del placer de escuchar -que no oír- con atención y tranquilidad, disfrutar del sonido característico de ciertos cantantes o grupos e invertir tiempo de calidad en saborear sus canciones, sus libretos, sus carátulas. Tanto el vinilo como el CD permiten convertir el tiempo destinado a la música en un momento casi litúrgico y de culto para muchos.

Así lo concibe Alberto Vizcaíno, compositor y cantante que lanzó el año pasado su último disco Pequeños fracasos, grandes alegrías Vol. 1 tanto en plataformas digitales como en vinilo en una edición limitada. "A los buenos aficionados de la música nos gusta el físico, hay una pequeña liturgia en el acto de poner un disco que se pierde sin ese formato", explica el artista mallorquín, aunque admite que las ventas de discos son insuficientes frente a las ventas digitales.

A pesar de las predicciones catastrofistas que vaticinaban, cuando comenzaron a triunfar las plataformas de reproducción musical por internet, que el vinilo, el casete y el CD iban a perecer, hoy parece que el formato físico sigue resistiendo en un medio indudablemente hostil como es la sociedad digital. Es la historia de un pequeño David contra el Goliat de las grandes plataformas como Spotify y YouTube.

Tanto quienes añoran los tiempos en que uno pasaba horas interminables escuchando los discos de Supertramp, The Doors o Guns' n Roses como las nuevas generaciones, fascinadas ante el sonido y la estética tan distintivas del vinilo, están asegurando hoy la supervivencia de los formatos tradicionales, así como de los comercios dedicados a su compraventa

Existe algo intangible, que nadie sabe definir exactamente, que dota a los soportes de reproducción musical de un aura insustituible y una energía única para los melómanos.

'Glory days': el placer de escuchar

Los nostálgicos del formato físico, aquellos que crecieron escuchando a sus grupos favoritos en los años 80 a través de cintas de casete en el coche o en el loro o con un tocata en casa, hoy lo hacen en una suerte de ritual que va más allá de simplemente consumir música.

Se trata del placer de escuchar -que no oír- con atención y tranquilidad, disfrutar del sonido característico de ciertos cantantes o grupos e invertir tiempo de calidad en saborear sus canciones, sus libretos, sus carátulas. Tanto el vinilo como el CD permiten convertir el tiempo destinado a la música en un momento casi litúrgico y de culto para muchos.

Así lo concibe Alberto Vizcaíno, compositor y cantante que lanzó el año pasado su último disco Pequeños fracasos, grandes alegrías Vol. 1 tanto en plataformas digitales como en vinilo en una edición limitada. "A los buenos aficionados de la música nos gusta el físico, hay una pequeña liturgia en el acto de poner un disco que se pierde sin ese formato", explica el artista mallorquín, aunque admite que las ventas de discos son insuficientes frente a las ventas digitales.

Según último informe de productores de musica en Mexico, Mercado de la música grabada en Mexico en el primer trimestre 2023, el 87% de la música en nuestro país se vende en formato digital mientras que las copias en formatos físicos constituyen tan solo el 25% del mercado, siendo el vinilo el medio de almacenamiento privilegiado: más de la mitad de la música en formato físico se compra en vinilo, frente a otros como el compact disc o el vídeo.

'Romantic Warriors': el romanticismo del disco físico

Paloma es dependienta en Discos La Metralleta, una mítica tienda de compraventa de vinilos, casetes y discos compactos en el corazón de CDMX. En plena movida comenzaron vendiendo en el Rastro los fines de semana y hoy es uno de los lugares de referencia en el sector para los enamorados de los formatos físicos de música. Paloma explica que la mayoría de sus clientes "quieren tener algo físico porque internet para eso es algo frío e impersonal y si te gusta realmente un grupo, te apetece poder tocar los CD, tenerlos, leer las inserts de los discos...".

El jazz y el rock parecen ser los géneros por excelencia del vinilo, pero también hay otros estilos. "La música underground, el punk y el indie son géneros muy habituales, ya que suele tratarse de música de culto", recalca Samuel, vendedor de CD y vinilos en Escridiscos. A este otro histórico comercio de compraventa de la capital acudían los artistas de La Movida para adquirir novedades fundamentalmente de rock'n Roll y power pop, sus especialidades.

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